Actualidad y sociedad
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Aquella opulencia

No dormíamos por las noches corroídos por la cantidad de flechas emponzoñadas. Qué miedo. Qué susto. Qué horror. Esto no puede seguir así porque nos dirigimos al suicidio global. Pero bastó un virus para recomponer nuestras prioridades y regatear dramas como el de la Onassis.

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