Poema - "Simplemente"

Nos dijimos adiós.

La tarde estaba

llorando nuestra despedida.

Nos dijimos adiós tan simplemente

que pasó nuestra pena inadvertida.

No hubo angustia en tus ojos

ni en mis ojos.

No hubo un gesto en tu boca

ni en la mía.

Y, no obstante, en el cruce de las manos,

calladamente te dejé la vida.

Fuiste valiente con tu indiferencia

y fui valiente con mi hipocresía,

nos separamos como dos extraños

cuando toda la sangre nos unía.

Pero tuvo que ser,

y fue mi llanto,

sin una escena ni una cobardía.

Tú te fuiste pensando en el olvido

y yo pensando en la melancolía.

Hoy sólo resta de esa vieja tarde

un recuerdo,

una fecha

y una rima.

Así, sencillamente nos jugamos

el corazón en una despedida.

Jorge Robledo Ortiz