Amor tardío

Tardíamente, en el jardín sombrío,

tardíamente entró una mariposa,

transfigurando en alba milagrosa

el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,

tardíamente en el rosal se posa,

pues ya se deshojó la última rosa

con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,

siento llegar maravillosamente,

como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,

mariposa de amor, al fin del día,

qué tarde llegas a mi corazón.

José Ángel Buesa