El 7 de octubre de 2023, mientras Atef Abu Saif nadaba en el mar Mediterráneo, reparó en los cohetes y explosiones que sonaban en todas direcciones. Había dormido en casa de su hermana Halima, en Beit Lahia, en la Franja de Gaza. Interpretó los cohetes como maniobras de entrenamiento del ejército israelí. Sus acompañantes –su cuñado, su hermano y su hijo Yasser de 15 años, que había decidido viajar desde Cisjordania para visitar a sus abuelos– no tardaron en percatarse de que algo grave ocurría.