En 2002 el Premino Nobel de economía recayó sobre Daniel Kahneman y Vernon Smith. Había razones de peso para dar ese Premio Nobel conjunto. Kahneman, había puesto de manifiesto como psicólogo que el ser humano no es enteramente racional, por decirlo suavemente, y que por tanto, desde una perspectiva económica, no es un optimizador de recursos muy fiable. Las personas, comprobó Smith, no se guían por el interés egoísta primario, pero tampoco son benefactores indiscriminados.