Se está librando una guerra que se calcula que ha costado 600.000 vidas. Sus víctimas han sido testigos de espantosas violaciones a los derechos humanos y, trágicamente, la población civil ha sido blanco de ataques deliberados. Decenas de miles de mujeres han sido violadas. Ha durado dos años y sigue ocurriendo hoy, aunque lo más probable es que usted ni siquiera sepa dónde está esa guerra. A pesar de que ha causado muchas más muertes que la guerra de Ucrania, ha sido en gran medida obviada por los medios de comunicación occidentales.

Etiopía anunció el miércoles la reanudación de los vuelos a Mekele, capital de Tigray, así como de los servicios básicos en el estado regional más septentrional. Entre los servicios que se han restablecido figuran el transporte aéreo, los servicios de telefonía móvil, la ayuda humanitaria y la banca, tras dos años de conflicto que han causado la muerte de más de medio millón de personas, según la ONU. Un día después de que una delegación del gobierno federal visitara Mekele, se reanudaron los vuelos.

Tras varios meses de investigación, una comisión de expertos de la ONU reveló que es probable que se hayan cometido crímenes de guerra y contra la humanidad en Etiopía.

Durante casi dos años, la región de Tigray en Etiopía ha estado sumida en una guerra atroz en la que el hambre y la violencia sexual se utilizan como armas, como han documentado repetidamente Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Es hora de poner fin a este derramamiento de sangre que afecta a toda la región del Cuerno de África. La UE hace un llamamiento a todas las partes para que finalmente se sienten en una mesa de diálogo y lleguen a un compromiso.

Según estimaciones, en Tigray se han producido hasta 500.000 muertes de civiles relacionadas con el conflicto. Mientras todas las miradas del mundo se dirigen hacia la crisis en Europa, en la región septentrional etíope de Tigray sigue produciéndose un brutal conflicto que ha desencadenado un drama humanitario abismal. Con denuncias de atrocidades equivalentes a crímenes de guerra, masacres, hambrunas y más de 2,5 millones de desplazados, la guerra en esta región no solo se fundamenta en la violencia política sino también en la división racial.

La guerra civil en el norte de Etiopía ha durado cerca de 20 meses. Los beligerantes se acusan mutuamente de iniciar el conflicto. Independientemente del interminable juego de culpas, los efectos devastadores de la guerra son incuestionables. La tregua de finales de marzo, aunque fue un paso en la dirección correcta, ha tardado en producir resultados, ya que la ayuda lamentablemente insuficiente llegó a Tigray a pesar de que las fuerzas de Tigray cumplieron la condición previa de las autoridades federales al retirarse de Afar.

El Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) y el Ejército de Eritrea protagonizaron el lunes un enfrentamiento en la frontera entre la región de Tigray (norte) y el país vecino, según fuentes citadas por la cadena de televisión británica BBC, sin que por ahora haya confirmación oficial. Estas fuentes han detallado que los combates estallaron en el área de Rama y la localidad de Badme, en disputa entre ambos países. Ambas partes utilizaron artillería durante las hostilidades, sin que haya trascendido un balance de víctimas.

Ahora, los autores del informe esperan que la invasión rusa de Ucrania y la masacre de Bucha hayan generado una mayor sensibilidad internacional en relación a los crímenes de guerra, después de que este tipo de realidades no hayan acaparado titulares durante los últimos años.

Permitir que la ayuda humanitaria llegue a la región de Tigray, este es el objetivo del alto al fuego acordado el pasado 25 de marzo en Etiopía. La hambruna agravada por la sequía ha dejado a millones de personas expuestas a la hambruna en una región que lleva ya más de un año sin servicios públicos, electricidad, acceso a internet, cobertura, sistema bancario...

Una frágil ventana de paz para un pueblo desesperado y hambriento. El gobierno de Etiopía declaró hoy una tregua “humanitaria e indefinida” en la región norteña de Tigray, donde desde finales de noviembre combaten fuerzas gubernamentales contra el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (FLPT).

El Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) ha anunciado este martes el desarrollo unas operaciones militares “contundentes” en la región de norteña de Afar, contigua a la norteña de Tigray. Los rebeldes han asegurado que las fuerzas progubernamentales han intensificado los ataques contra sus posiciones en los últimos días. “Nos hemos visto obligados a emprender acciones contundentes para neutralizar la amenaza”, ha publicado en un comunicado oficial la Oficina de Asuntos Exteriores de Tigray en la red social Twitter.

Un viaje por más de 2000 años de historia de Etiopía, desde los orígenes mitológicos, pasando por las diferentes dinastías que gobernaron la zona, hasta llegar a la época contemporánea. Etiopía es conocida mundialmente por ser el único país africano que no fue colonizado, pero en este vídeo descubrirás que hay mucho más, de forma amena y a través de mapas.

Noticias y analisis sobre la guerra en el antiguo estado de Etiopía.

A medida que el conflicto en Etiopía entra en su decimotercer mes sangriento, lo que comenzó como un conflicto regional entre los rebeldes tigrayanos (TPLF) expulsados del poder nacional varios años antes y las tropas gubernamentales del cada vez más poderoso primer ministro Abiy se ha convertido en una guerra civil que amenaza la estabilidad de la mayoría de los estados constituyentes de Etiopía y amenaza con envolver también el Cuerno de África. Aunque la amenaza inmediata para Addis Abeba que suponen el TPLF y sus aliados del ELO.

En junio, los combatientes tigrinos, tras reconquistar la mayor parte de Tigray, se adentraron en las vecinas regiones de Amhara y Afar, y avanzaron hacia el sur, de modo que a finales de noviembre luchaban cerca de una ciudad situada a 118 millas de la capital de Etiopía, Addis Abeba.Pero las tornas han cambiado.En las últimas semanas, las ciudades que, según los informes, han sido reconquistadas por el ejército federal incluyen Gashena, Dessie, Kombulcha y el sitio de Lalibela, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El gobierno de Estados Unidos y el Reino Unido les dice a sus ciudadanos que viajen a Etiopía: "Los vuelos comerciales están disponibles", según las palabras de un ministro británico. Este alarmante consejo, con ecos de Kabul para el mes de agosto, llega cuando una fuerza rebelde de la región norteña de Tigray parece que va a intentar avanzar hacia la capital, Addis Abeba. Un año después de la guerra civil, que ha provocado una crisis humanitaria, el coro de preocupaciones externas se ha hecho más fuerte.

Es poco probable que los combates se detengan, dijo el profesor Dubey. En sus décadas de observación del continente africano y de los conflictos que estallaron en las naciones vecinas de Etiopía, simplemente hay demasiado en juego, no sólo para las potencias dentro de Etiopía, sino también para las potencias extranjeras, específicamente las occidentales, en la región del Cuerno de África, y el continente en general.

El Departamento de Estado de EE.UU. declaró un "Nivel 4: No viajar" para Etiopía, restringiendo al personal de la Embajada de EE.UU. de viajar fuera de Addis Abeba y aconsejando a todos los ciudadanos estadounidenses en Etiopía que abandonen el país. La advertencia se produce después de que los grupos rebeldes -el Frente de Liberación del Pueblo Tigray y el Ejército de Liberación Oromo - se apoderaran de dos ciudades de importancia estratégica situadas a 235 millas al norte de la capital. Etiopía ha declarado el estado de emergencia.

La guerra que vive Etiopía entre el Ejército federal y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF, según sus siglas en inglés) entra en una nueva y peligrosa fase después de que los combates hayan alcanzado las ciudades de Dessie y Kombolcha, situadas en la región Amhara a unos 380 kilómetros de Adís Abeba. La alianza entre los rebeldes tigrayanos del norte y un grupo insurgente de la etnia oromo que también se enfrenta al Ejército etíope y que ha amenazado con marchar sobre la capital, Adís Abeba.

Los residentes dijeron a la agencia de noticias AFP que las tropas gubernamentales se retiraron el sábado tras los intensos combates y los cortes de electricidad en algunas partes de la ciudad. "Alrededor de las 2 de la mañana [23:00 GMT] del viernes, los soldados etíopes comenzaron a retirarse de la zona", dijo Amir, un residente de Dessie que no quiso dar su segundo nombre. Otro residente dijo que los rebeldes tigres "entraron en la ciudad con soldados del ENDF [Fuerza de Defensa Nacional de Etiopía] que no se veían" por ningún lugar.

Los tigrinos han tomado posiciones sobre las montañas frente a Dessie y están dándose combates en los alrededores de la universidad. El gobierno federal etiope ha puesto piezas de artilleria dentro de la ciudad, usándola como escudo. El gobierno etíope ha desplegado sistemas termobaricos, tanques lanzallamas. Se espera que el asedio sea muy largo y complicado. Varias unidades del gobierno federal han llegado a rendirse incluso antes de recibir fuego enemigo, lo que sería señal de la baja moral entre las fuerzas federales.