Gregorio Ordóñez fue una víctima del terrorismo, pero también un actor político que promovió una polarización inasumible para la convivencia, que hizo que muchos de sus compañeros, que fueron menos combativos, acabaran asesinados. Es el caso de Miguel Ángel Blanco, concejal de Ermua, que sufrió las consecuencias de las diatribas encendidas de Gregorio Ordóñez contra la parte de la sociedad vasca que justificaba a ETA. Pero a Miguel Ángel Blanco lo que le mató fue la polarización política.