Con la afirmación del título, no me refiero a la parte práctica y lujuriosa, que también. Si algo constaté escribiendo S=EX2: La ciencia del sexo —del que acaba de salir una edición reducida y actualizada—, es que solemos conformar nuestra sexualidad a partir de información muy pobre y sesgada (experiencias personales, cotilleos, pornografía…), y que tenemos una visión muy cerrada y miedosa hacia la exploración sexual. Parece que nos dé vergüenza pedir o probar cosas que nos atraen, pero no sabemos si son «normales», como si eso importara.