Han salido ataúdes en la portada de El Mundo, muertos de los que de repente tomamos conciencia en su número, en su tamaño, en su peso, al ver esos féretros que nos parecen brillantes como armadas incendiadas. Casi a la vez, TVE nos estrena una comedia sobre la cuarentena, que es justo lo contrario a ese peso de la realidad: la levedad de la inconsciencia, siempre más placentera pero menos humana. El ser humano sano, civilizado, prefiere siempre el conocimiento doloroso a la felicidad ignorante, propia sólo de niños, tontos, cobardes o fanáticos