Se ha convertido en un lugar común saludar la aparición de Podemos como "un soplo de aire fresco" en nuestra vida política. Tras el enunciado del tópico, su justificación suele transcurrir por caminos igualmente trillados. Las causas de la irrupción de dicha fuerza serían de sobra conocidas: la corrupción, las complicidades entre partidos y poderes económicos, la sumisión a los dictados austericidas de la troika... Verdades como puños, sin duda, pero de las que, como es obvio, no se desprende automáticamente la bondad de cualquier alternativa.