Así lo confirman numerosos estudios publicados en diversas revistas científicas de Neuroendocrinología y de Desviaciones Psicopatológicas, estudios que analizaron la conducta, reacciones e indicadores biológicos en miles de niños entre los 8 y los 13 años de edad, con resultados que –a la vista del comportamiento violento, desproporcionado y, en ocasiones, con características delincuenciales–, ya no sorprenden.