Los pómulos, los ojos saltones, una mirada penetrante, unas orejas llamativas o unos labios carnosos... Todos los rasgos de nuestra cara descubren la manera de ser, las capacidades o nuestra conducta, y proyectan cómo somos y cómo podemos ser. A eso se le llama morfopsicología y en los últimos tiempos científicos y psiquiatras se están interesando en estudiarla. La Policía acude, en ocasiones, a los morfopsicólogos de manera oficial y extraoficial para saber más detalles en una investigación.