La mujer, de 92 años, despertó a las 48 horas en su propio velatorio, ante el estupor de sus familiares y los empleados de la funeraria ‘Munstermann’, que previamente habían escuchado sonidos extraños, supuestamente gritos. El director de la compañía se acercó a la sala y comprobó que el supuesto cadáver tenía los ojos abiertos y estaba gimieno. En ese momento, la señora se levantó y preguntó, ante el estupor de los asistentes, “¿dónde estoy?”.