En el mundo en el que yo quiero vivir, las mujeres no hacen por dinero cosas que no harían gratis. Pero eso se llama trabajo asalariado. Follar por dinero es tan lícito como follar por amor, o porque te sale del coño, o del moño. Y bastante menos peligroso, a veces. En la cama se puede meter de todo: más gente, cámaras, cuerdas o sobaos pasiegos. Porque, cuando las prácticas sexuales incluyen una negociación -es decir, siempre que no son una violación-, que forme parte de ella el dinero, no la convierte en una explotación.