Ciudades como Sevilla, Madrid, Bilbao, Huelva o Barcelona ven crecer en solares abandonados, donde antes solo se acumulaban basura y chatarra, pequeñas plantaciones. Verduras, legumbres y hortalizas crecen al sol y vienen a recordarnos que bajo los adoquines no es que esté la playa, como en el París del 68, es que late la vida; hay tierra, humus (que tiene mucho que ver con lo humano), origen.