Cada vez hay más soldados con deterioro físico y psicológico, muchas veces ignorados, siempre pronto olvidados. Se les debe el justo reconocimiento, pero se les regatean condecoraciones, se les obvian los honores. No es sólo cuestión de compensaciones económicas; faltan las morales. Convertidos en una carga para sí mismos, pero también para su familia, para sus más allegados.