Ian Ponciano. Cuando llegamos al aparcamiento del “Gure Txoko” -un skatepark indoor de Bilbao, y cuya traducción del euskera sería “Nuestro sitio”-, Ian y sus padres ya nos están esperando.Está lloviendo, hace ya semanas que el otoño ha enseñado sus dientes y que andamos con gorro y chamarra. Pero me fijo que hay un crio sentado en el maletero de un coche, en manga corta. Se está colocando unas rodilleras que abultan más que él y que están, literalmente, hechas polvo.