Sinceramente, yo, como muchos compañeros, estoy agotado de meses de incertidumbre, de gastar energías en dialogar con una empresa pública que demuestra una y otra vez su desprecio por sus trabajadores y por la calidad de la atención que ofrecen, de las informaciones parciales y sesgadas. No sé qué ocurrirá el día 1 de febrero. No sé si tendré contrato, si será bueno o malo. Si renunciaré o si continuaré en este trabajo que tanto me gusta y que tanto maltrata el sistema. Solo espero que termine y poder continuar atendiendo a mis pacientes