La larga noche del fascismo frailuno del general Franco no perseguirá el asturiano con demasiada saña, pero lo arrinconará a la reserva india de lo etnográfico y lo costumbrista, pudridero piadoso de aquellos idiomas a los que se ha condenado a desaparecer. De ella pugna hoy por salir esta lengua resistente, superviviente a dos siglos de sentencias de muerte y la machaconería de una reiteración de argumentos iguales. Erguida frente a todo, soportando los vientos sin rendirse, la lengua asturiana sale a bailar, ayudada por sus verdaderos amigos.