La pluma que cantó las gestas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, el icono del cristianismo, tenía sangre de infiel. Al menos, así lo asegura la tesis que acaba de presentar la profesora Dolores Oliver, El Cantar de Mío Cid: génesis y autoría árabe, que ha provocado revuelo entre los especialistas. 'Soy consciente de que he tirado por la borda el trabajo de muchos investigadores', dice Oliver a Público. No sólo eso: con su argumento sobre los rasgos arabizados del héroe, también ha destruido la imagen del Cid como guerrero castellano.