Ser maricón continua siendo un problema. Un serio problema del tipo social. Tú, por ejemplo, puedes ser acusado de cargar al erario público unos tiques. Pero si los tiques corresponden a una cena con tu amigo a la luz de las velas no lo dudes. Ahí en la red, donde la chusma ejecuta el pase de la muerte que le dan los respetables caballeros de los medios, se hablará más de ti como maricón que como corrupto; y si aquí pudiera poner ahora un código bidi, te presentaría ahora mismo las pruebas que acumula google.