En una victoria para la dignidad laboral, un tribunal francés decretó que las empresas no pueden obligar a sus empleados a participar en actividades supuestamente divertidas. El caso se remonta a 2015, cuando un hombre demandó por despido improcedente a su antiguo empleador, una consultoría. Citando el Convenio Europeo de Derechos Humanos, el tribunal sostuvo que no tenía obligación de asistir a los retiros y aperitivos de los viernes. De hecho, la expectativa de sus jefes de que participara violaba su libertad de expresión.