(C&P) El laicismo en definitiva es la proclamación del Estado ateo, aunque el Papa Benedicto ya nos haya advertido, una y otra vez, que es imposible un Estado ateo. Porque un Estado ateo se vuelve contra el hombre siempre, porque es un poder totalitario, un Saturno que se come a sus hijos. Sucedió en la Unión Soviética, antes, con la Revolución Francesa, en el nacionalsocialismo (...) El Papa Benedicto dice que hay que volver a San Benito. Que el futuro del mundo está en San Benito.