Como el documental para los emigrados se convirtió un instrumento involuntario de la nostalgia reaccionaria. «Esa era la Asturias de 1962, rica, alegre, industriosa y trabajo para todos, ¿en que ha quedado todo esto? aldeas abandonadas, escuelas cerrada por falta de niños, gobernantes corruptos, viejos jubilados y sobre todo bastantes vagos viviendo de subvenciones y de chiringuitos, luego nos escandalizamos que muchos empiecen a sentir nostalgia de la época franquista» o «Que mal lo pasaba la gente, ¿verdad progres?» «Arriba España!».