La expedición para el descubrimiento y conquista de la mítica ciudad de El Dorado acabó en una orgía de sangre, culminada cuando Aguirre mató a su propia hija, para impedir que cayera en manos de los enemigos, antes de que sus hombres le cortaran la cabeza. La historia de ese conquistador fracasado, cruel, arrogante, paranoico y asesino, me fascina (...) Aquel soldado receloso y cruel, que dormía armado con peto y espada, por si acaso, y degollaba con carácter preventivo, sin despeinarse, simbolizó para mí, desde entonces, el lado más turbio..