El respeto al jefe, la vergüenza o el suicidio aparecen en las novelas clásicas de escritores japoneses, como Sōseki, Mishima y el más contemporáneo Murakami. (...) las novelas occidentales, y sus posteriores adaptaciones al cine, presumen un final feliz para los lectores ansiosos de rememorar los cuentos de hadas y princesas. Los japoneses, en cambio, esperan de su literatura que les traslade hacia un clímax trágico, un final que les coloque en un sentimiento de desconsuelo, que culmine en el llanto y un aplauso unánime.