El deseo sexual se intensifica en los años juveniles, época de la vida denominada en la Biblia “la flor de la juventud” (1 Corintios 7:36). Durante esta etapa crucial, el joven cristiano debe aprender a “tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra” (1 Tesalonicenses 4:4). O sea, debe aprender a dominar sus impulsos sexuales, pues hacerlo es vital para tener un punto de vista saludable y equilibrado de las relaciones íntimas. Sin embargo, el “sexo telefónico” induce a gratificar los deseos sexuales, no a controlarlos. Es más, prom