Las minorías nacionales –musulmanes, cristianos, drusos y circasianos– tienen esto en común: todos hablan árabe y tienen lazos familiares y de otros tipos allende las fronteras. En vista que los enemigos potenciales de Israel se encuentran al otro lado de las fronteras; en vista que una guerra contra los árabes crearía un insuperable conflicto de lealtad entre los reclutas; en vista que, por otra parte, las sospechas sobre su fiabilidad no podrán desaparecer del todo, se decidió que era mútuamente conveniente excluir a estos ciudadanos.