En el instante en que nació, el 19 de noviembre de 1982, Shin Dong Hyuk quedó condenado a cadena perpetua y a trabajos forzados. Durante sus primeros 23 años sobrevivió sometido al peor castigo ideado por el régimen más cruel del mundo, el de Corea del Norte. Su primer recuerdo es una ejecución a la que fue obligado a asistir como los otros 15.000 internos del campo 14. Tenía cuatro años. Fue la primera de las muchas que presenció mientras crecía en una casa sin agua, ducha, retrete, camas, sillas o mesas carcomido por el hambre.