En España, el tesón anónimo de sus habitantes ha sacado adelante el país en los peores momentos repetidamente, pero, cuando este sano valor se convierte en algo enfermizo, el tesón se convierte en tozudez y cabezonería. Cabezonería, en la cual también somos maestros. O si no, que se lo digan al obispo de Jaén, don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, el cual, por diferencias entre la Iglesia y los familiares que no se llegaban a solventar, se estuvo 379 años insepulto en Jaén