Su deslumbrante poderío físico, su agilidad felina, el dramatismo perfecto de su expresión, su comportamiento íntegro, hacen que sus seguidores no le olvidemos -uno, en su modestia, llegó a cinturón azul de Kárate ShotoKan, que parece poco pero que mi esfuerzo me costó- y que añoremos un cine irrepetible. Jet Li es muy bueno, Jakie Chan es muy divertido. pero nadie como él, como el más grande, como el inimitable Bruce Lee.