“En el consumo de drogas pasa como en todas las enfermedades”, dice Lucía Hipólito, investigadora en Neurofarmacología de la adicción. “Puede ser muy leve, leve, moderada, moderada tirando a grave, grave y ultragrave. La adicción es el punto más grave”. Y yo estaba realmente grave. Tanto que, cuando llegué a mi primer grupo de terapia, necesité quince días para poder sentarme erguido. En ese momento, pensaba que los drogadictos no sabíamos afrontar las dificultades de la vida sin doparnos, y que disimulábamos nuestros miedos a base de mentiras.