A la larga lista de preocupaciones ambientales que existen en Avilés, y que se centran en la calidad del aire y del agua de la ría, se suma ahora la inquietante revelación de que el suelo y el polvo en suspensión sobre la ciudad contienen concentraciones de ciertos metales potencialmente tóxicos muy superiores a las de otras localidades europeas. Tendencia al alza en la concentración de cinc, cadmio, arsénico, mercurio, plata, hierro, aluminio, cromo, calcio, sodio, manganeso, vanadio, galio, lantano y torio.