Empobrecimiento del lenguaje, problemas de atención o sueño fragmentado. Estos son algunos de los efectos negativos que se atribuyen al uso generalizado y cada vez mayor, sobre todo por parte de los niños y adolescentes, de todo tipo de dispositivos digitales. Incluso se ha visto que, en general, las pantallas fatigan cognitiva y físicamente más que el papel, y que los «nativos digitales» recuerdan mejor una historia cuando la leen en un libro impreso. Este monográfico digital recoge las investigaciones más destacadas llevadas a cabo.