Erik Satie era un hombre excéntrico y al mismo tiempo de costumbres profundamente arraigadas. Meurig Bowen, editorialista y funcionario cultural en su natal Inglaterra, autor también de una pieza dramático-musical en torno a la vida de compositor, cuenta en este articulo (
www.theguardian.com/music/2015/jul/01/erik-satie-a-life-less-ordinary) que Satie, ya adulto, se compró un día siete trajes grises de pana idénticos y ya jamás volvió a vestir de otra manera; nos dice también que se jactaba de no comer nada que no fuera de color blanco.