La noche que Yuri, el bombero ruso, sacó a aquella muchacha de 15 años de entre los escombros de su casa derrumbada, un fotógrafo español y un camarógrafo de una televisión francesa estaban allí para atestiguar que, cinco días después del terremoto, aún seguía existiendo alguna esperanza de vida en Puerto Príncipe. Sus cámaras recogieron la cara de susto de la muchacha, su camisa amarilla...