Los ricos son ricos porque algo malo urdieron, nunca por su talento, inteligencia, esfuerzo o resto de virtudes que, a ellos, jamás se les conceden. En este sentido, para una rama del frondoso árbol izquierdista, son una suerte de mutación maligna que impide el crecimiento del prójimo, por lo tanto suponen el enemigo a batir.