Hace dos semanas, ciudadanos que se llaman de izquierdas, de toda Europa, celebraban el NO en el referéndum griego. Yo me preguntaba y les preguntaba a mis amigos de izquierdas qué es lo que celebraban. Nadie sabía qué significaba aquel NO. Sólo los griegos habían votado que NO. ¿Alguien en el resto de Europa iba a ser compelido por ese NO? Lo decía entonces, y lo recuerdo ahora: “parece que celebren el NO como celebran un resultado de un partido de fútbol. Celebramos el resultado, aunque no sepamos qué significa”.