Desde el momento en el que comenzó el derramamiento de sangre en Bossemptélé, una pequeña localidad en el noroeste de la República Centroafricana, el padre Bernard Kinvi tenía claro que su misión era salvar vidas fueran de cristianos o musulmanes. Hace dos años, cuando los rebeldes musulmanes de Seleka llegaron a Bossemptélé, el padre Kinvi atendió tanto a supervivientes como a insurgentes heridos. En enero de este año, cuando se plantaron las milicias cristianas Anti Balaka en la localidad con el objetivo de eliminar a todos los musulmanes, es