China, como el país con la red de espionaje más grande del mundo, es una potencia ávida de conocimiento en infraestructuras, tecnología e innovación, y está dispuesta a todo para conseguirlo, ante la connivencia de algunos dirigentes occidentales. El espionaje industrial chino cuesta a Occidente anualmente miles de millones en pérdidas. Los primeros objetivos de China a finales de los 90 fueron los trenes de alta velocidad. Después, el dragón extendió su cabeza hasta la industria aeroespacial y hoy se ha infiltrado en las más innovadoras...