Nunca pensé que tuviera que escribir a favor del estado natural de la Canal Roya. Creía con ingenuidad que sus calidades, tan evidentes, la hacían inviolable. Pero mi confianza en quienes planean los destinos de nuestros territorios y paisajes ha sido una vez más defraudada y hay previstos proyectos de inversiones elevadas para convertirla en un soporte de pilonas, torres, cables, transporte mecánico por las alturas y remedo de parque de atracciones, que acabarán con el frágil legado de su espléndida muestra de naturaleza pirenaica.