El Consejo de Ministros de Barcelona, que con tanto mimo planeó el presidente del Gobierno para "apaciguar" los ánimos del secesionismo catalán parece haber generado el efecto contrario: carreteras cortadas, neumáticos ardiendo, turbas enfervorecidas, agresiones, huevos, pintura, petardos, piedras... Esa es la respuesta del independentismo al acercamiento -literal y figurado- de Pedro Sánchez