Bashar Al Asad, durante mucho tiempo objeto de oprobio en la comunidad internacional, parece hoy cada vez más cerca de la victoria en Siria y de desempeñar un rol importante en la región, tras ocho años de una devastadora guerra con repercusiones mundiales. Esta guerra, cada vez más compleja a lo largo de los años con la implicación de potencias regionales y extranjeras, además de grupos yihadistas, ha causado desde marzo de 2011 más de 360.000 muertos, millones de refugiados, y ha despedazado Siria.