Comenzó a utilizar sus paseos matutinos pajareando clandestinamente, sin darse cuenta de que él también estaba siendo vigilado. Peter Conder, otro dedicado ornitólogo, había notado que Buxton, a diferencia de las miradas al suelo que dirigían el resto de los presos, solía mirar hacia el cielo. Se le acercó, y junto a otros dos prisioneros, Barret y Waterston, fundaron una sociedad secreta para la observación de aves a la que convocaron a participar a otros presos, incluso a carceleros alemanes.