En este contexto, emergen dos países que se destacan como referentes: Holanda y España. Curiosamente, estos países presentan modelos de producción dispares entre sí, lo que nos permite apreciar la diversidad de enfoques y estrategias en el mundo agrícola actual. Como resultado, ofrecen un tomate excepcionalmente competitivo. Si observamos su precio, en junio de este año se encontraba en los 120 euros por 100kg, frente a los 126 euros de España, 147 euros de la UE, 149 euros de Italia o los 270 euros de Francia.