Núria Espert (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1935) descansa, durante cinco días, de la gira de Incendios, la obra de Wajdi Mouawad con la que el madrileño Teatro de la Abadía vendió todas las entradas el pasado otoño. Es un trabajo coral, que mantiene la acción durante tres horas y en el que, entre otras cosas, Espert recita que “la infancia es un cuchillo clavado en la garganta”. “Bueno, pues ese monólogo es un puñal que se me clava a mí”, cuenta la actriz, por teléfono, desde su casa de Madrid.