Soheir, una chica egipcia de 13 años, acudió ayer por la tarde a una clínica privada de la provincia de Dacalia, a unos 150 kilómetros de El Cairo. Sus padres querían que un médico le practicara a hurtadillas la mutilación genital. La adolescente, sin embargo, no sobrevivió a una intervención prohibida desde que hace un lustro otra joven muriera desangrada. Tras la operación, vigente aún en las zonas rurales, Soheir no despertó. Según la autopsia, murió por sobredosis de anestesia.