Si hay algo que a Pablo le alucina por encima de todo, es invitar a mujeres para divertirse en El Hormiguero, aunque parece que el único que se lo pasa en grande es él. Lanza piropos, toca y llena la mesa de babas en todo momento, "robando besos", haciendo chistes sobre la vestimenta y realiza entrevistas con preguntas incómodas sobre gustos sexuales o, directamente, lanzando propuestas de la misma índole, todo esto apoyado por las hormigas Trancas y Barrancas, a las que dan vida Juan y Damián; básicamente son los tíos que le huelen el sudor...