Años antes, desde 2010, el pueblo griego había padecido unos brutales recortes a instancias de la Troika, —aceptados por unos gobernantes que hicieron trampa en las cuentas y favorecieron la corrupción—: recortes salariales de hasta un 15%, aumento de la edad de jubilación, incremento del IVA, despido de miles de funcionarios, disminución de hasta un 40% de las pensiones en los menores de 55 años, reducción de un 22% del salario mínimo, etc. Medidas que provocaron protestas multitudinarias en todo el país y varias huelgas generales.