«Lo que han hecho es una traición», asevera José Ramón Miranda, veterano troquelador de caramelos, con 30 años en esta fábrica gijonesa. A su lado asienten José Ignacio Goutayer, su hijo Diego, Miguel Ángel Álvarez, María Dolores Tuero y Fermín Cuervo, que abundan en la crítica. «El dueño nunca nos dijo a las claras que nos íbamos al paro ni dio la cara cuando el cierre era evidente», reprochan. «Merecíamos otro trato. En todos estos años, llegamos a perdonarle un millón de euros en salarios, para ver si la empresa salía adelante», recuerdan…